viernes, 2 de marzo de 2012

La ultima salida de compras.

Ya está todo listo. Únicamente me queda ir a recoger el vestido, que ya no tendré que probarme mas. G dice que está harto de las pruebas del vestido, porque le obligan a ser un poco mas transigente para no correr el riesgo de que la modista vea accidentalmente alguna marca. Lo que no quiere decir que se olvidase de su promesa de azotaina diaria, sigue con eso, pero está siendo bastante suave.
El caso es que ayer fui a recoger los zapatos que ya estaban listos, y me acompañó mi suegra, que queria que le forrasen unos a ella. Lo pasamos bien, aunque yo, un par de veces, me preocupé por la hora, ya que G estaba solo en casa. La pobre me decia que ni que su hijo me fuese a regañar por llegar tarde.
Llegamos a casa, y alli estaba. Insistio en llevar a su madre a casa, pero ella , igual de cabezota, dijo que de ningun modo, que cogia un taxi. Entonces, ocurrió. Mientras ella estaba en el baño. note la mirada de G, y al pronto pense que estaba molesto por eso, porque habia tardado mucho, pero lo que pasaba es que yo me habia puesto una chaqueta ligera y una blusa aun mas ligera debajo, y le vi que cogia la tela entre los dedos, y sacudia la cabeza.
Mi futura suegra e fue, y entonces el empezo a decirme que cuantas veces tenia que repetirme que me abrigase lo suficiente. Yo le respondi que estaba haciendo calor, pero me dijo que no hacia tanto, y que ni siquiera llevaba ninguna prenda de abrigo. Y mientras lo decia, cogio dos sillas y las coloco en el centro del salon, adosadas por el respaldo. Y en ese momento sono el timbre de la puerta.
Sin inmutarse, G cogio las sillas y las coloco en su sitio de nuevo, y me hizo señas de que podia abrir Era su madre, que se le habia olvidado decirnos una tonteria. Y volvimos a quedarnos solos.
Entonces, G volvio a colocar las sillas, mientras me decia que estaba claro que ami no me bastaba con decirme las cosas verbalmente ,que ahora iba a hablar su cinturon, y mientras ponia la tv, yo tuve que adoptar la posición. Temblando, me arrodille sobre una de las sillas apoyé el estomago en los respaldos, que por suerte son un poco mullidos, y puse las manos en el asiento de la otra silla. Rapidamente,G me solto una rafaga de azotes con la mano, antes de levantarme la falda. Cerré los ojos,y oi el sonido tipico de cuando se quita el cinturón. Y empece a quejarme, por favor , cariño, tienes razon, lo siento, no muy fuerte, G, por favor,tendré mas cuidado, etc,etc
He de decir que en efecto no empezo muy fuerte, ademas, yo aun tenia puestas las bragas. No tardo mucho en bajarlas, y entonces empezó lo bueno.
Cuando G se enfada conmigo, cuando me azota por algo que realmente le ha molestado, ese castigo no lo disfruto en absoluto. Lo cierto es que me gusta que lo haga, me gusta que sea inflexible, que no deje pasar ni una falta si son cosas que hemos acordado que no deben ocurrir, pero el, en estos casos, se asegura de que duela lo suficiente, como el dice, para que la proxima vez piense mejor las cosas. Por el rabillo del ojo, veo como levanta el brazo antes de dejar caer cada golpe con fuerza, como se mueve , calculando la distancia adecuada, y siento los impactos, a veces, de lleno, y otras, cruzando mis nalgas. Por supuesto, acabo por llorar a moco tendido.Y pienso que es una suerte que se hayan acabado las pruebas con la modista, y tambien pienso que, hasta ahora, no me ha azotado en los muslos, pero se que va a hacerlo, porque siempre que me disciplina llevando una falda corta, lo hace.
Se detiene, para regañarme un rato.
-No he acabado, ¿ sabes?. Vamos a hablar un momento, y luego te doy los diez ultimos. Pero tu ya sabes que, con una actitud inadecuada, esos diez ultimos pueden llega a ser muchos mas, asi que tu decides.
La puñetera "actitud adecuada". O sea, me esfuerzo en no moverme de la posicion, y en no hablar a no ser que me pregunte.
-¿ Tienes algo que decir?
Esta pregunta no es, como yo pensaba al principio de nuestra convivencia, una invitacion a que yo de mi version de los hechos acerca de que el castigo me parece injusto. Esta vez, se lo que debo responder.
-No volvere a hacerlo, mi amor. Lo siento.
(tampoco era adecuada la respuesta de "no volvera a ocurrir", porque, como me ha dicho en muchas ocasiones, mis faltas no son algo que ocurre, sino algo que hago yo ).
-Estoy seguro de que si volveras a hacerlo. Pero tu puedes estar segura de que si te vuelvo a pillar saliendo a la calle desabrigada, no te vas a sentar en dos semanas.
-¿ Y crees que despues de esto me voy a poder sentar?
No lo puedo evitar, mi boca siempre me mete en lios. Inmediatamente, cierro los ojos, y espero el golpe, que no tarda en llegar y escuece bastante.
-Si, puede ser que unos minutos de reflexion, sentada en el taburete, te vengan bien. O mejor aun, te sientas a hacer unas copias. Algo asi como "debo ser mas reflexiva en mis respuestas".
Empiezo a lloriquear, y a decir que no, por favor, el taburete, no, copias no, cualquier cosa menos eso. Termina por reirse y decirme que bien, que no me preocupe, que ya se le ocurrira algo adecuado para reemplazar esas copias.
Y sigue regañandome. No soporta, de todas las faltas con las que le deleito a menudo, esta en especial, me dice. Porque no esta dispuesto a correr el riesgo de que me ponga enferma, y si yo no tengo sentido comun, habrá que trabajar especialmente para que lo adquiera. Le doy la razon en todo, me disculpo una y otra vez, y llega un momento en el que se da por satisfecho, y me dic e que va a proceder a aplicarme los diez ultimos azotes. Y que me prepare, porque me los va a dar bien fuertes para que no se me olviden.
No me ha pedido que los cuente. Mejor, porque no me queda resuello para hablar. Ahora llegan unos cuantos en los muslos, pero la mayoria, los mas fuertes, caen sobre mis nalgas. Acompañados de mas bronca, de muchos "te lo mereces", "lo hago porque lo necesitas", "asi aprenderás", " la proxima vez uso la vara", "me da igual que llores tu te lo has buscado", " me pregunto si aprenderias mas rapido con la hebilla"...
Al acabar, me ayuda a levantarme de las sillas, me abraza, y a continuacion, me acompaña al rincon, donde tan solo me hace estar diez minutos. De pie, no cumple la amenaza de taburete ni la de las copias.
Pero despues me lo recuerda.
-"Cualquier cosa menos eso", dijiste. ¿Verdad?
-No te pases..
-No, no me voy a pasar. Estas castigada con una azotaina cada noche. Dos semanas.
Los castigos a la hora de dormir tienen lugar en el interior del armario-vestidor, para evitar que los niños escuchen nada, y siempre despues de asegurarnos de que duermen. G utiliza un cepillo, usa la parte de las cerdas, y pica horrores, y yo tengo prohibido emitir el mas minimo sonido.
Protesto. Ya estoy recibiendo azotes con la mano cada mañana, al quedarnos solos. El resultado de mi protesta es que me anuncia que, cuando estemos solos en casa, como por ejemplo , el proximo fin de semana, la azotaina sera con la zapatilla.
Las dos proximas semanas se me van a hacer muy largas.

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