domingo, 24 de junio de 2012

Acumulación de faltas.

Reconozco que mi mujer nunca deja de sorprenderme.
Su comportamiento durante los castigos varia muchísimo. Bueno, ella dice que yo tampoco actúo igual todas las veces, y puede ser que tenga razón. Porque a veces le doy azotes simplemente como juego, otras, porque ha sucedido algo que requiere mi intervención, y otras, las menos, porque se ha excedido de tal modo que merece un castigo especial.Claro está que mi estado de animo no es el mismo en las diferentes ocasiones.
Pero es que ella cambia mucho de unas veces a otras. Bueno, lo normal es que niegue las faltas cometidas, o intente restarles importancia. En alguna ocasión he tenido que razonar con ella durante cerca de una hora hasta que al fin ha reconocido lo que tenia que reconocer y hemos podido pasar a la acción. Otras, me ha mentido descaradamente para evitar el castigo ( ganándose, automáticamente, un castigo especial).
Ayer sin embargo me sorprendió gratamente. A pesar de que sabe que es algo que no tolero, se quedo hasta las tantas levantada el viernes. Cuando se dio cuenta de que se le había hecho muy tarde , temió que, al ir a acostarse, yo me despertase. Y decidió quedarse en el sofá. Para terminar de agravar las cosas, se durmió con el aire acondicionado puesto.Llamarme neurótico si queréis pero me aterra la idea de que coja un resfriado y derive en una neumonia como al que tuvo este invierno.
¿Era posible que se pusiera las cosas más difíciles?. Al menos, podía intentarlo,o no sería Trasto. A las cinco de la mañana me desperté, y fui a ver donde estaba. Apagué el aire acondicionado, y la dejé dormir. Cuando me levanté a las ocho ella pretendió hacerme creer que había dormido a mi lado, pero que se había levantado muy pronto.
Discutimos. Mis hijos pequeños estaban a punto de levantarse,pero,una vez que les llevase con su madre, íbamos a resolver esa acumulación de faltas, y ya podía preparar sus preciosas nalgas.
Me marché con los pequeños y al volver, toda la casa estaba en silencio. Al pronto pensé que se había ido para que no la pillase a solas ( una vez lo hizo, y cuando la agarré fue mucho peor).Pero estaba en nuestro dormitorio.
Para mi sorpresa, se había puesto un pijama y estaba de cara a la pared.
-Veo que has empezado a reflexionar, cielo. ¿ Tienes claro lo que has hecho?
-Te he mentido. Lo siento mucho
-Ya. Siempre lo sientes, cuando te pillo. ¿ Qué más?
-Me... me quedé un ratito viendo unas cosas. Y se me hizo muy tarde.
-No se te ocurra empezar a lloriquear, que te conozco . Guarda las lagrimitas para después. Sigue.
-No quería que te enfadases y por eso me quedé en el sofá. No sabia... no me di cuenta de que el aire estaba puesto...
Me acerqué a ella y le di un fuerte azote en cada nalga.
-¿Qué te tengo dicho sobre eso?.
Llorosa, me pide perdón.
-Sabes que te la has ganado, cariño.
-Lo sé... me lo merezco. Por eso te estaba esperando así. Pero no me pegues mucho,por favor..
-Sólo lo necesario, cariño-Me siento en la cama, y le hago una seña, que no parece ver.
-¿Qué esperas? ¡Ven aquí!
Se coloca en mis rodillas, como sin ganas. Apenas le doy azotes sobre el pijama, enseguida le descubro las nalgas, y empiezo a zurrarle fuerte.Hasta que la mano me arde.
-¡De pie!
Se levanta, e inmediatamente se lleva una mano a las nalgas,pero le hago retirarla mientras la llevo al rincón.
-Pon las manos sobre la cabeza. Y preparaté porque apenas he empezado.
La dejo sola, y me voy a poner una lavadora.Cuando vuelvo, sigue en la misma posición. Vuelvo a ponerla en mis rodillas, pero esta vez, sin el pantalón del pijama. Interrumpo la segunda azotaina cuando empieza a llorar.
-¿Ya empiezas con tus lloriqueos?. Sabes que no me gusta que exageres.
Me dice que no exagera, que le duele mucho, así que la envió al rincón, pero no va a ser por mucho tiempo. Lo que tardo en poner las almohadas en el centro de la cama.
No quiere, dice. Pero le aclaro que,debido a su comportamiento inaceptable, va a recibir cincuenta correazos,que debe contar y agradecer. Si se salta uno, empezamos de nuevo.
Cincuenta son muchos,y ya tiene las nalgas doloridas. Hago varias pausas, que aprovecho para aleccionarla un poco. Nada de acostarse a las mil nunca más. Nada de dormirse con el aire puesto. Nada de mentirme otra vez, porque se arriesga a probar la hebilla si lo hace. Ni una protesta. Solo si señor, no lo volveré a hacer, lo juro. A pesar de su buena actitud durante los azotes, se gana dos extras por subir las piernas intentando cubrirse.
Una vez ha terminado el castigo, prefiero que se calme y deje de llorar. Lo consigo al cabo de un buen rato.
-¿Ya?. ¿Ahora te vas a portar bien?
-Te lo prometo.
-Ahora, descansa un rato.Pero después , vas a la cocina, te sientas allí, y te traes el cuaderno de las copias. Tienes tarea mientras yo preparo la comida.

lunes, 4 de junio de 2012

Ella encontró lo que buscaba

En las ultimas semanas, casi habia pensado en pedir mi baja como spanker. Una serie de circunstancias me habian llevado a cierta inactividad en ese terreno. Por una parte, he tenido una larga temporada de exceso de trabajo,y esto hizo que mi mujer tuviese que ocuparse sola de la casa y los niños. Así que pensé que tampoco me pasaría nada por ser un poquito más paciente con ella. Por otro, ella misma ha estado bastante ocupada, y eso la tenía algo tensa.Empecé a disculparle alguna que otra salida de tono. Y además, estaba un poco triste. Todos lo estabamos, porque hace tres semanas, perdimos a uno de los miembros de la familia. El gato nos dejó tras una breve enfermedad de rápido desenlace.Esto tuvo efectos desvastadores especialmente en mi mujer y mi nuevo hijo, porque llevaban muchos años juntos. Resumiendo, el poco tiempo que podia pasar con ella lo necesitaba para apoyarla , y dejé para más adelante mis competencias educativas.
Pero la vida sigue. He conseguido un poco mas de tiempo para estar con ellos. Les he explicado hasta la saciedad a mis dos hijos pequeños que la solución no es comprar otro gato.Que esas cosas tienen su proceso, requieren su tiempo, y que es mejor dejar la idea para más adelante. Y finalmente, me puse un poco serio con mi esposa respecto a sus excesos en general. Exceso de actividad , exceso de genio, exceso con la bebida cuando sale despues del trabajo con sus compañeras, y defecto de descanso en general. Parecía que estaba todo claro y las aguas volvian a su cauce.
Hasta ayer, que estabamos libres de niños, y mis padres nos invitaron a comer a su casa.
Si hay algo que no le tolero es que me de malas contestaciones delante de mis padres. Y eso fue exactamente lo que hizo, casi cuando ya nos ibamos.Ignoré la mirada que me echó mi padre, casi pude oirle llamarme calzonazos mentalmente, y nos despedimos.
Habia dejado mi coche en el garaje de mis padres. Eran las cinco y media de la tarde, no habia nadie y estaba mas bien oscuro. En cuanto entramos en el coche, decidi ajustar cuentas.
-Ponte de rodillas sobre el asiento y levantate la falda.
Protestó. No podia zurrarla ahí, y ademas no habia sido para tanto. Repeti la orden y le dije que aqui solo iba a darle el principio, que ya iba a ver en casa, y que no empeorase las cosas. De rodillas sobre el asiento, con la falda levantada, y las bragas aun puestas, le di dos docenas de azotes tan fuertes, que luego me picaba la mano al manejar el volante. Me miraba, entre llorosa y enojada, mientras conducia.
-En cuanto lleguemos a casa, sacas el taburete, lo pones en el dormitorio, y preparate, porque te voy a dar hasta que se rompa el cinturón.
No le permití disculparse. Ese momento llegaría mas tarde, le dije.
Me gusta verla acostada sobre el taburete, esperando sus azotes. Esta vez le bajé las braguitas que llevaba. Hubiese dado igual, llevaba unas de esas tipo brasileño que dejan todo el culo al aire cuando se inclina hacia delante. Hacia mucho que no le daba correazos, asi que empecé despacito, y poco a poco fui aumentando la fuerza. Al cabo de tres docenas, noté dos cosas. Una, que tenia el culo lleno de franjas rojizas y otra, que se habia quejado relativamente poco. No aguanto los excesos de orgullo durante un castigo, y se lo he dicho mil veces. Llegados a ese punto el orgullo es algo que sobra. Secamente, la envié al rincón.
Se quedó alli, con el vestido alzado ( pobre de ella si se le cae, y lo sabe), y las bragas a la altura de las rodilas.
Cuando me vio acercarme llevando el taburete si se quejó.
-No, por favor... cariño, ya he aprendido, eso no es necesario.
-Sientate, y calla.
De cara a la pared, sentada en el taburete , empezó a lloriquear debilmente. Pero estaba haciendo trampas. Le dije que quitase los pies del travesaño, y que mas le valia no volver a ponerlos. El taburete es alto, los pies le cuelgan, y el asiento es duro. En alguna ocasion me ha dicho que sentarse ahí, y sentir la dureza del asiento en las nalgas recien azotadas es un suplicio. No será para tanto, supongo, a ella le encanta exagerar.
Y en cualquier caso, lo del taburete termina en cuanto ella lo disponga.
Es muy cabezona. Me pongo a leer un libro, y la observo por el rabillo del ojo. En un momento dado, veo que ha vuelto a poner los pies en el travesaño, y le digo que los quite, y que ese acto de desobediencia no quedará impune.
Debe pedir la oportunidad de disculparse si quiere salir del rincon y del taburete. Tarda casi media hora en hacerlo.
-Por favor, G... Ya basta.
-¿ que quieres decir con que ya basta?
-Quiero pedirte disculpas.
me siento en la cama, y le digo que de acuerdo. Se aparta del rincón, y me mira.
-¿ A qué esperas,Trasto?. ¿ No sabes lo que viene ahora?
-Si, mi amor
-Ven aqui inmediatamente.
Me doy un golpecito en la pierna mientras ella se acerca. No tarda en estar sobre mis rodillas.
Los azotes durante las disculpas no son fuertes.No es necesario. Su culo ya está dolorido, y con unas palmadas de mediana intensidad es suficiente. Lo verdaderamente importante son las disculpas.
Mientras la zurro durante un buen rato, ella llora, y me dice que lo siente mucho. Que no volverá a suceder. Que sabe que se lo merece. Entre frase y frase, le doy tandas de cinco o seis azotes. Si se queda callada le doy mas fuerte, hasta que empieza a disculparse de nuevo. Va a ser buena, en lo sucesivo. Está dispuesta a ser la spankee mas obediente del mundo, dice. Le digo que que opina acerca de recibir tres azotainas de recuerdo durante esta semana que empieza, y me dice que está de acuerdo, si yo lo creo necesario. Le sigo azotando, y me dice que sabe que lo hago por su bien, que ha sido una maleducada y que estoy en mi derecho a corregirla.
Y de pronto, llora, de seguido, con un llanto no escandaloso, pero bastante sentido.
Hago una pausa, y la levanto.
_¿Estás bien?
-Si...-sniff- es que yo no queria.. lo siento mucho...
-Se que lo sientes. Ya no hace falta que te disculpes más, te creo. Ahora te voy a dar unos cuantos azotes mas, por desobedecerme cuando estabas sentada en el taburete, y habremos terminado.
Pongo el pie sobre la cama ( luego me regañará por no quitarme primero el zapato y manchar la colcha), y la doblo sobre mi pierna. Pesa un poco, pero me encanta sentir ese peso. Le doy una serie de palmadas, algo mas energicas,mientras la regaño un poco.
-Si te digo que no pongas los pies en el taburete, no los pones y punto. ¿Entendido?
Me dice que si. Es suficiente.
Ahora es el momento de los abrazos y de los mimos. Se los merece,porque ha afrontado su castigo valientemente.