jueves, 28 de noviembre de 2013

PARENTESIS

Hemos estado muchos dias sin escribir. Bueno, por aquí se ha notado el invierno, y Trasto tuvo gripe. Y con ella, los niños. No sé por qué me he librado yo. Por otra parte, ella no podía escribir en el blog, como parte de un castigo.
No soy muy partidario de los castigos de ese tipo. Pero tampoco es posible solucionarlo todo con azotes. Además, ella quiso una tregua de un par de semanas. Y esa tregua acaba mañana
Para mi spankee, dos semanas sin recibir azotes es demasiado tiempo. Y para mí, dos semanas sin dar azotes es una eternidad. De manera que mañana empezaremos a ponernos al día. Estos últimos días, Trasto ha pasado por una serie de estados (antipatía, impertinencia, grosería y, por último, con la aparición de la gripe, a estar mimosa como un gatito), todo ello me hace pensar que ella necesita, pero ya, un poco de disciplina, o algo más que un poco. Pero lo que pasa es que soy humano, que le voy a hacer, y lo que me apetece no es solo disciplinarla, sino disciplinarla, y disfrutarla, todo junto.
De manera que tendré que buscar el punto de equilibrio entre placer y necesidad. Por otro lado, se impone una seria conversación entre nosotros, para tener todo muy clarito.Hoy le he entregado un regalo que conseguí hace unos días: Una tradicional, clasica, y sin duda, eficiente, regla de madera, de unos 40 cm. No veo el momento de probarla, pero hay más. En los próximos días tengo que hacer un viaje relámpago al sur de Francia, por motivos de trabajo. Y me han dicho que allí es posible comprar un martinet en casi cualquier hipermercado, como la cosa más natural del mundo.

lunes, 11 de noviembre de 2013

FRECUENCIA

Cuando yo era un spanker ocasional, que se limitaba a jugar cuando era posible y encontraba con quien, en ocasiones pasaban meses sin que tuviese la oportunidad de dar unos azotes. No solo se trata de encontrar la compañía adecuada.Y eso ya es dificil.Sino que además, y en contra de lo que muchos pensarán, la vida se compone de muchas cosas, y el spanking no es,para los spankos, lo prioritario. A veces simplemente no se dan las circunstancias adecuadas, o no pensamos en ello. Esto fué así hasta que conocí a Trasto,claro. Hubo mucha afinidad desde el principio. Recuerdo que, nada más despedirme de ella, tras nuestra primera sesión, yo ya estaba deseando repetir. No había, por parte de ninguno de los dos, otra relación. De manera que podiamos quedar con relativa libertad, cuando nos viniese en gana. Si habéis tenido una relación de este tiposabréis con cuanto tiento se va en los primeros encuentros. En unas cuantas oportunidades azoté a Trasto casi con delicadeza. Al principio me daba miedo pasarme. Y también me daba miedo no llegar. Yo estaba encantado, y pensaba,tal vez un poco irracionalmente, que aquello era como un sueño de cristal que en cualquier momento podría romperse. De pronto empecé a notarla diferente. Por un lado, tuve muy claro que empezaba a sentir algo por ella. Y estaba casi seguro de que era algo reciproco. Y por otro, yo quería ir a más en el juego. Empecé,medio en broma, a decirle que me iba a ver obligado a ser m´s duro con ella. Y su actitud provocativa no dejaba lugar a dudas. Así que un día le dije "vas a ponerte en mis rodillas ahora mismo, y esta vez te voy a zurrar muy en serio". Se ha escrito mucho sobre si todos los spankers sabemos o no dar los azotes de forma adecuada. Pero lo que no se suele decir es que no todas las spankees saben recibirlos igual de bien. Ella era perfecta. Sin pataleos escandalosos, sin actitudes inmoviles cual estatua de piedra. Sin chillidos exagerados, y sin silencios ni risitas tontas.Me quedé maravillado, viendo como su espalda se arqueaba levemente y adoptaba la posicion para recibir bien el siguiente azote.Como sus gemidos iniciales, cuando los azotes aún erán suaves ,se convertían en leves quejidos,posteriormente no tan leves.Recuerdo el momento en que la puse de pié, y vi el brillo de las lagrimas en sus ojos. Le pregunté si me había pasado, y me respondió que no. A medida que se incrementó la dureza de los azotes, vi claro que había que tener cuidado con la frecuencia de los mismos. Sobre todo, cuando ya viviamos juntos, y las azotainas ya no eran siempre de juego. Los azotes de castigo dejan marcas.Y eso obliga a espaciarlos, claro. Las primeras veces me asusté al ver las marcas, pero poco a poco ambos nos fuimos acostumbrando. Incluso cuando se trata de un castigo, ella recibe igual de bien los azotes.Es importante aplicar el castigo sobre la piel desnuda, para ver la evolución. No me gusta dejar marcas que duren demasiado tiempo.Es algo innecesario, en realidad. La pauta la suele marcar ella. Porque una cosa tengo muy clara: Si han pasado pocos días desde la ultima zurra, y su comportamiento indica que necesita otra, es que es el momento de darsela. Lo he hablado con ella varias veces ( es bueno, después del castigo, hablar sobre los motivos y sobre como podíamos haberlo evitado). En realidad, ella sabe cuando se lo merece. Es más, a veces me ha reconocido que aunque esté pidiendo que le perdone el castigo, lo que espera de mí es precisamente, que no lo haga. De manera que he comprobado que, todo lo que sea menos de una vez a la semana, es insuficiente para ella. La semana pasada tuve que castigarle muy en serio. Tanto, que ni siquiera le dí todos los azotes que merecía de una sola vez. Y parecía que había aprendido, porque durante toda la semana ha estado genial. No he tenido que insistir en que se acostase a su hora, ni una palabra malsonante, ni un mal gesto. Hasta el otro día. No se le ocurrió otra cosa que faltarme al respeto, y además, delante de los dos chicos mayores.Lo cierto es que, teniendo en cuenta que le había sacudido a base de bien una semana antes, hubiera sido mejor dejar pasar un par de dias más. Pero si se la gana, se la gana. De manera que le dije que se iba a enterar en cuanto estuviesemos a solas. El caso es que vi claramente que esta vez lamentaba habersela ganado tan rápido.Se puso a remolonear, haciendo otras cosas, con tal de no coincidir conmigo en la misma habitación. Hasta que me cansé.Me acerqué a ella, y le dije que dentro de cinco minutos, quería verla en el despacho. Empecé con la mano, pero no era suficiente, dada la gravedad de los hechos. Hice una pausa, e iba a pedirle que se acostase sobre el brazo del sofá. Pero lo cierto es que la vi asustada, mientras me quitaba el cinturón, y me suavicé un poco. Lo doblé bien, volví a sentarme en el sofá, y le hice una seña. Volvió a ponerse sobre mis rodillas sin rechistar. Le di un montón de azotes con el cinturón, pero lo hice despacio, riñendole al mismo tiempo. Pronto, empezó a llorar más fuerte. Pero en todo momento, mantuvo la postura adecuada.En una de las pausas, se disculpó por lo que había hecho. Me pareció sincera, y la verdad, tenía el culo ya bastante rojo. Así que decidí que ya bastaba. Esta mañana, estaba de lo más dulce y tranquilita. Espero que le dure la buena actitud. Me gustaría dejar pasar unos cuantos dás antes de volver a azotarle. Pero ella es quien decide.

viernes, 1 de noviembre de 2013

AÚN QUEDAN CUENTAS PENDIENTES

Buenos días a todos y buen fin de semana. Estoy escribiendo desde una tablet, y no sé como me saldrá. Aprovechando el día de fiesta, y que solo tenemos una niña con nosotros, estamos haciendo una excursión a Ciudad Rodrigo,que mi chico dice que es un sitio muy interesante. Lo malo es que son casi tres horas de viaje. Hemos salido con la niña dormidita. Al rato, lloró un poco, desayunó y, por suerte, se volvió a dormir.Porque yo ya voy bastante incómoda sentada en el coche. De verdad, si alguna spankee conoce trucos para salir mejor librada cuando las cosas se ponen feas, que me los cuente, porque a mí no me funciona nada de lo que intento. Llevaba un par de días en la cuerda floja. Lo notaba. Bueno, esto es así, hay veces que, como dice mi chico, ya va tocando. Y puede que sea cierto lo que dice,que yo misma, a veces, lo voy echando en falta, y voy buscando follón hasta que lo consigo. Pero esta vez, no necesitaba buscarlo. Tenía un par de asuntillos ocultos que no le había contado a Germán. Asuntos relacionados con el coche. Y como por un lado, eso iba a salir a la luz en algún momento, y por otro, yo calculaba que de este fin de semana no iba a pasar llevarme unos azotes, decidí juntar las dos cosas. Y anoche se lo conté. No así, como suena, claro está. Aproveché un momento en el que estaba contento conmigo. Me mostré especialmente cariñosa,no en vano sé que es sensible a mis encantos. Y entonces, se lo dije. -Tengo algo que contarte... Pero sólo si me prometes qeu no te vas a enfadar. Me miró, y levantó una ceja. - ¿qué has hecho? -Espera... antes prometemé... -No pienso prometerte nada. Y tengo la sensación de que SI me voy a enfadar.Habla. Se lo conté, cruzando los dedos. Dos multas de tráfico, pero por motivos poco importantes. Y las he recurrido, y una de ellas seguro que prospera, porque ya me prosperó un recurso por lo mismo... -O sea... Has cometido una infracción idéntica a otra similar que cometiste.. -No, similar , no. En el mismo sitio. Por eso,es fácil que prospere.. -¿EN EL MISMO SITIO? Me quedo callada. Porque la verdad, en ese momento, pienso que cualquier cosa que diga va a empeorar la situación.- -Y dime, Trasto.. ¿crees que eso es un atenuante?. -No.. por favor, deja que te explique ... -Ven aquí. -Espera, es que me gustría contarte como fue. No espera. Se levanta, me coge de la mano, y me lleva hasta la cama. Se sienta, y me dejo atravesar sobre sus rodillas. -TE LO VOY A CONTAR YO A TÍ- empiezan a caer los primeros azotes, y son fuertes-LA SEÑORA HACE GIROS DONDE LE DA LA GANA ¿VERDAD? -AAAAAY- ¡ESPERA! ¡PARA,POR FAVOR! Se detiene. -Te quedas calladita, y no me armas escándalo, que te va a ir mejor. He cogido cierta práctica en quejarme casi en silencio. Sigue un buen rato, y, cuando me manda al rincón, veo que tiene la palma de la mano completamente roja. Me puedo imaginar como me ha quedado el culo. Odio el rincón. Pero,como imagino que no ha terminado, casi agradezco ese rato. Cuando me dice que puedo darme la vuelta, observo que ya ha cogido un cinturón. -No te voy a dar ni la mitad de lo que mereces. Pero eso va a ser de momento. Echate en la cama. Ha colocado las almohadas.Vuelvo a intentar disculparme,pero no sirve Germán es peligroso cuando está enfadado. La verdad, es que tengo miedo, en ese momento.No me hace contar, ni cuenta él, así que, cuando acaba, no sé cuantos han sido. Me sorprende que no han sido de los más fuertes. Ni siquiera me ha hecho llorar. Pero claro. Después se acuesta a mi lado y empieza a hablar. Le preocupa que tenga un accidente con todas esas imprudencias. Y cree que por mi parte, son una muestra de que no le quiero lo suficiente, y que si he pensado qué va a ser de él si a mi me pasa algo... de repente, es cuando ya estoy llorando, pero por las cosas que me está diciendo. Tarda en abrazarme, y me siento mucho mejor cuando lo hace. .¿me vas a escuchar? -Si -mañana hacemos esa excursión. He tenido en cuenta que tienes que ir sentada en el coche.Pero mañana por la noche, seguimos con el tema, y hablamos del uso de los auriculares y del movil, tambien. No le contesto. Ya sé que no hay nada que pueda evitarlo. -Además, voy a buscarte unas imágenes en internet, para que veas las consecuencias de las imprudencias al volante. Las ves, y me haces una redacción. -Si claro... ¿ y qué más? Me mira, y vuelve a levantar la ceja. AL pronto, pienso que me va a dar un azote, pero no lo hace -Pues ya que lo mencionas... Tu sabes, los trayectos largos, los dias de lluvia... se me ocurre un modo de que no olvides ser prudente conduciendo. Se me ocurre que, si cuando te sientas al volante, vas algo incomoda, no se te va a olvidar protesto, pero insiste. A partir de ahora, habrá azotainas preventivas cuando el crea que necesita recordarme que hay que conducir respetando todas las normas.